Por: Alisson Cortes

alisson.cortez@ucb.edu.bo

El año 2020 ha marcado un antes y un después en las rutinas de las personas, y en otras sus formas de productividad. El COVID-2019, fue un suceso inesperado en nuestras vidas, mientras unos teníamos las rutinas bien marcadas, entre desayunar en casa, ir a la universidad y pasar la mayor parte de nuestro día ahí, para luego volver a casa y continuar con las tareas u otras actividades recreativas. Después de las primeras apariciones del Coronavirus en nuestro país, todas esas rutinas fueron desapareciendo poco a poco y se fueron mezclando con nuestras vidas fuera de nuestra rutina estudiantil.

Al final no se pudo marcar la diferencia exacta de si estar en casa o en la universidad. Dos partes de nuestra vida se habían fusionado de manera peligrosa. Peligrosa en el sentido en el que ya no teníamos nuestras rutinas de productividad tan delimitadas.

El estudiar desde casa durante las primeras semanas de encierro fueron novedosas para muchos de nosotros. Pero conforme pasaba el tiempo, dejaron de ser la novedad a ser algo donde muchos de nosotros no estábamos 100% comprometidos. Las clases comenzaron a ser un recurso auditivo que teníamos presente mientras aun seguíamos en cama, desayunábamos, lavábamos los trastes, cocinábamos o incluso dormíamos.

El no poder delimitar claramente nuestras rutinas diarias ha afectado de cierta forma la productividad en las tareas que realizamos. En algunos casos estos escenarios han llegado a afectar  la salud de los jóvenes, debido a la frustración que esta situación genera en todos los niveles.

Aun no tenemos la certeza de cuando todo volverá a su respectiva normalidad, pero lo que sí sabemos es que podemos aplicar ciertas medidas para poder mejorar nuestra productividad en tiempos inciertos, además de cuidar nuestra salud mental.

Debemos empezar por lo primero, marcar rutinas en nuestro día a día y si es posible seguir con ellas hasta convertirlas en hábitos. Es importante trazarnos rutinas reales y que podamos lograr completar durante el día, respetando cada horario y actividad. Por ejemplo:

  • Bañarse y cambiarse para tomar las clases.
  • Desayunar, almorzar y tomar refrigerios.
  • Horarios específicos para cada clase y estudio.
  • Descansos breves entre actividades.
  • Hacer tarea y labores en casa.

También es importante mencionar que si por algún motivo no pudieras cumplir con alguna de tus actividades, no te presiones o te sientas menos productivo, el día que viene siempre es un buen comienzo.

Muévete!, el estar sentado o acostado durante todo el día y más si tenemos clases seguidas, no ayudará a tu organismos a mantenerse activo. Puedes probar con hacer rutinas cortas de ejercicio o salir a tomar el sol.

Por último, intenta no aislarte, los seres humanos somos seres sociables por naturaleza. Si bien no podemos ver a nuestros amigos o compañeros de la universidad, podemos contactar con ellos a través de las redes sociales o video llamadas. La interacción  tiene un efecto positivo en su aprovechamiento académico.

Sabemos que son tiempos complicados y que de un tiempo a otro nuestras formas de interacción y aprendizaje cambiaron, pero es importante mantenernos motivados en el presente.

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