Aldana Micaela Pereira Aquino

aldana.pereira@ucb.edu.bo

La sociedad en la que vivimos siempre se está moviendo más y más rápido. Por ello, sentimos la necesidad de seguir ese ritmo acelerado, haciendo distintas cosas, inscribiéndonos a cursos, buscando hobbies y actividades que nos permitan avanzar y avanzar. Creemos que mientras más cosas hagamos, somos más productivos y eficientes.

Sin embargo, esta forma de vida sufrió una fractura a causa de la pandemia, pues de la nada toda esa secuencia irrefrenable tuvo que parar o retardarse. Se hizo evidente que era necesaria una pausa para analizar qué hacer y cómo enfrentarse a esta nueva realidad. Cada persona tuvo que acomodarse a esta situación a su propia manera y muchos siguen en ese largo proceso de adaptación.

Algunos quisieron seguir con su antiguo estilo de vida, pero se dieron cuenta de que era un proceso más complejo porque se enfrentaban a un evento atemorizante y sin precedentes, así que inevitablemente tuvieron que parar. Otros aprendieron a disfrutar de este descanso, viendo lo que ignoraban. Se apegaron más a la familia, aprendieron y probaron cosas que nunca intentaron porque antes no tenían tiempo.

Este periodo nos hizo darnos cuenta de que a veces es necesario detenernos a pensar. No sirve de nada seguir y seguir avanzando a la deriva porque te agotas y no logras llegar a ningún lugar. Estamos en una travesía con muchos obstáculos, algunos más difíciles que otros, pero no imposibles.

El problema es que constantemente nos enfocamos en lo que nos falta enfrentar y nos obsesionamos con ello. Hacemos de nuestro único objetivo el llegar a la meta, y por esto ignoramos el proceso que conlleva tras de sí el alcanzarla. Nos olvidamos de observar y disfrutar cada momento y cada paso que hemos dado para lograr lo que queremos. Creemos que esos pequeños esfuerzos  no son valiosos si no nos han servido para alcanzar la cima, así que no vale la pena celebrarlos.

Siempre llega un momento en el que no podemos avanzar, tratamos y tratamos, pero no sirve. Es en ese momento en el que debemos parar y observar. Darnos un respiro y solo recordar lo que hemos enfrentado y logrado, aunque sea muy poco, esta puede ser la clave o la inspiración para continuar. A veces un descanso es el mejor acelerador en la carrera de la vida.