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Aldana Micaela Pereira Aquino
En esta sociedad repleta de distintos tipos de ideas, es difícil destacarse. Por ello, resulta necesario ser creativo para marcar la diferencia. Pero ¿qué es realmente la creatividad?, ¿todos la tenemos? y ¿cómo podemos desarrollarla e implementarla en nuestra vida cotidiana?
Según la RAE, la creatividad es la facultad de crear. Sin embargo, existen varias definiciones de esta palabra; la mayoría están relacionadas con la creación de algo nuevo, diferente y original. Generalmente, esta característica se la asocia con el proceso artístico, pero es necesario recalcar que también se puede aplicar al estudio, trabajo y a la forma de vivir en general. Solo al intentar ver algo cotidiano desde una perspectiva diferente, comienza a aplicarse un pensamiento creativo. Por lo tanto, no es una cualidad propia solo de algunas personas, sino de todas; la diferencia radica en que algunas la tienen más desarrollada que otras.
Por ello, es importante que desde las primeras etapas del crecimiento se vaya incentivando a los niños a que busquen su lado creativo. Para ello es importante tener comunicación constante, responder preguntas y dar la oportunidad de que experimenten a la hora de jugar y estudiar, con la respectiva vigilancia y de ser necesaria un poco de asesoría en determinadas labores.
Además de incentivar la creatividad, que es la creación de ideas nuevas, también se debe incentivar la innovación, que es la aplicación de dichas ideas. Existen muchas formas de aumentar estas cualidades en cada persona. A continuación, se mencionan algunas:
- Buscar referencias: Muchas veces la mente puede necesitar de inspiración. La búsqueda de trabajos o ideas similares a lo que se quiere desarrollar y ver qué características nos llaman más la atención es útil para lograrlo, sin que ello signifique copiar o plagiar. Para crear algo también es necesario ver cuáles son sus bases y estructuras. Si conoces lo que ya existe, te será más fácil crear algo nuevo.
- Tomar descansos: Es importante no sobresaturarse, sino marcar un límite y dejar reposar las ideas. Después de este descanso probablemente nuestras ideas estén más claras. También, dentro de estos descansos podemos escuchar música, ver películas o leer sobre cosas que no estén relacionadas con lo que queremos crear. A veces objetos o aspectos que parecen no tener nada en común, ayudan a crear algo único e irrepetible.
- Experimentar: No se debe tener miedo de probar cosas nuevas. Si se tiene una idea se la debe probar y hacer borradores. Nada sale en el primer intento, así que la frustración no tiene cabida, se debe intentar e intentar hasta lograr un resultado. Para ello es recomendable utilizar una libreta, cuaderno o el celular para anotar ideas y después acoplarlas al trabajo completo.
- Hablar con otros: Mostrar los avances obtenidos a personas de confianza y solicitar su opinión. Se puede consultar tanto a personas que se especialicen en el tema como a familiares y amigos, mientras más variadas sean las perspectivas se obtendrá una mejor idea de lo que en realidad se quiere lograr. También es necesario darse un tiempo para analizar estos consejos e ir filtrando la información que sea más útil.
- Tener confianza en sus habilidades: Es sumamente importante creer en lo que uno hace. Al tener seguridad de lo que se es capaz de hacer, esta seguridad se plasmará en lo que uno hace. No importa que al principio no se tenga mucho apoyo, siempre y cuando se esté consciente de que lo que se está haciendo es único.
El proceso creativo es bastante largo y en ocasiones puede llegar a ser agotador. Existen muchas caídas que pueden desanimar a las personas y hacerlas querer renunciar. Sin embargo, la satisfacción personal al ver la nueva creación, es el mejor pago que se puede tener. Ello puesto que es el producto de largas noches de desvelo, borradores desechados, incontables consultas realizadas y por último lo más importante, la esencia misma de su creador.