Por: Miguel García A.*

Uno de los mejores exponentes de la comunicación y la educación, y muy crítico de las formas tradicionales del desarrollo, es precisamente el uruguayo Gabriel Kaplún, Doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos e hijo de uno de los pensadores Sudamericanos más connotados del Siglo XX, Mario Kaplún, quien esta semana la Universidad Católica Boliviana (UCB) regional Cochabamba tiene el privilegio de tenerlo como facilitador en un taller sobre metodologías participativas para el diseño y evaluación de proyectos sociales. Muy atinada, por cierto, la decisión de la UCB en seguir cumpliendo su excelente rol académico y científico en favor de la sociedad cochabambina.

Gabriel Kaplún, Magíster en Educación por la Universidad Simón Bolívar de Ecuador, está convencido que el desarrollo de un país pasa porque sus habitantes sean sujetos de cambio, no objetos. Y para ello, cuando se trata de proyectos o programas de desarrollo, es muy importante la implementación –mejor la creación dice él- de metodologías y técnicas participativas que permitan a los propios sujetos del desarrollo identificar o descubrir sus principales y más urgentes necesidades y demandas, particularmente en el ámbito social: pobreza, salud, educación, identidad, cosmovisión, género, participación política, redes y empoderamiento, entre otros.

Para el Docente e investigador universitario y Profesor Adjunto de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República de Uruguay, existen tres técnicas participativas para el desarrollo: el dibujo, la escena y el identiquit. El primero trata de que los beneficiarios de un proyecto de desarrollo social dibujen su situación actual y lo que sueñan que sea en unos veinte años; el segundo busca que los actores locales escenifiquen su realidad y proyecten su futuro; y finalmente, el tercero describe a través de un dibujo la identidad de la comunidad donde se intervendrá con proyectos de desarrollo. Y cuando se habla de identidad, dice el autor del valioso libro de desarrollo: “Comunicación popular: ¿diálogo o monólogo?” (1994), significa describir la esencia de los beneficiarios, lo que les caracteriza su ser: vestimenta, música, lenguaje, costumbres, modos de producción, símbolos, etc.

Kaplún, autor también del muy buen libro “Educación, comunicación y cambio” (2002), explica que una herramienta es una manera de entrar a una realidad. En este caso, una forma de profundizar el conocimiento, y sus problemas de desarrollo, que tenemos de los sujetos del desarrollo social. De ahí, aunque no es la única, la radio es uno de los medios a tomar en cuenta, pero desde un formato lúdico antes que formal. Sin caer en los contaminantes que tiene la radio comercial.

Aunque una de las dudas que me nace para el también autor de “El trabajo social y político en el 2000” (2001), es ¿cómo se puede aplicar estas metodologías participativas cuando los proyectos de desarrollo social ya son una política de Estado?, es decir, estos proyectos de desarrollo, en su generalidad, fueron pensadas inicialmente para Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que trabajan en el diseño, la implementación y la evaluación de proyectos de desarrollo. Incluso ir un poco más allá. En modelos de Estado basados en el libre mercado, o neoliberales, sí pueden ser aplicadas perfectamente porque simplemente la presencia de ese Estado mercantil es nula en comunidades indígenas, organizaciones suburbanas o territorios campesinos.

*Comunicador social, investigador y docente universitario